¿Alguna vez te sumergiste en un mundo lleno de extraordinarias aventuras, repleto de historias interesantes, y un arriesgadísimo desafío? Pues el libro “Seis de Cuervos” causó que percibiera esta impresión colosal en mí.

Un relato muy inesperado debo admitir, pero, sin duda, una narración que se asemeja mucho a la realidad en cuanto a la corrupción de los mercados. La historia se orienta, en mi punto de vista, con base en la realidad de la riqueza. Dado que se puede llegar a observar el gran desequilibrio y la depravación que, en la mayoría de las veces, desempeñan los mercados financieros de las grandes naciones a nivel mundial.  

Por otro lado, la vehemencia de los personajes está muy presente en este mundo colmado de injusticias. Leigh Bardugo, la autora de esta bilogía grisha, elaboró un ingenioso trabajo al desglosar las antiguas vidas de los protagonistas en el transcurso de la historia, ya que resultó ser de gran apoyo conocerlos y entender el porqué de sus acciones. Fue una buena estrategia exponer los puntos de vista de los personajes durante los capítulos, puesto que, por más que Kaz y sus cinco aliados experimentaran situaciones similares, todo ellos opinaban completamente diferentes.

Kaz Brekker fue uno de los protagonistas con el que más tuve empatía, sobre todo, al conocer su intrigado pasado, pese a sus tan solos diecisiete años, fue un chico muy temerario y astuto. Brekker manifestaba una imagen superficial de él mismo: autoritario, indiferente e inexpresivo; sin embargo, a medida que avanzaba la historia, por lo menos en las últimas dos partes del libro, exteriorizó de a poco su yo antiguo. Un detalle que, de manera muy subrayada, muestra que las apariencias engañan y lo que es irreal se vuelve real.

Por otra parte, un segundo personaje que marcó también la diferencia fue Inej Ghafa, desde el principio observé una evolución radical de su persona. El Espectro, Inej, con su agilidad de escalar y pasar desapercibida, asumió una gran responsabilidad al arriesgarse a la misión millonaria del señor Van Eck, no obstante, con su incesante fe y sagaz inteligencia, logró completar sus objetivos dentro de la misión; asimismo conquistando, con sus múltiples destrezas, la amistad y franqueza de Kaz Brekker.

Aunque el libro se enfocó mayormente en el arduo desafío, fue gratificante saber que en cierta medida entre Kaz e Inej se dio un intercambio de sentimientos, mejor dicho, ambos se sentían atraídos. Sin embargo, no me gustó que todo se diera ya casi finalizando la historia, porque dejó mucha ilusión, tal vez, ficticia de que ambos en algún futuro cercano estuviesen juntos.

El final fue muy inesperado, me desencanté al saber que la historia quedaba hasta ese punto, por supuesto, sabía que finalizaba de esta forma porque el propósito de la autora era que motivara al lector en el seguimiento de su segundo libro; no obstante, considero que hubiese concluido con un final más abierto a las ideas de los lectores.

Para culminar, debo expresar la gran moraleja que el libro implícitamente presentó, y es la importante figura de la integridad y hermandad de un equipo. La misión que enfrentaron lo seis aliados, se sabe que no fue para nada sencilla, tanto en ejecución como por otros desalientos. Pero, inclusive así, el trabajo en equipo y el bienestar común fueron constantes, aun cuando todos lo hicieron por beneficios personales, cada uno reflejó la responsabilidad colectiva y la lealtad de la misión hasta la última etapa.

«Sin llantos.

Sin funerales»