Reseña: La quimica del amor - Ali Hazelwood


La química del amor es un libro de Ali Hazelwood, un romance donde los protas se mueven en el mundo de la ciencia y el segundo con esta temática que le han publicado en español a la autora. 

Lo primero que debo decir es que hace unos años leí su primer libro traducido al español, La hipótesis del amor, que va en la misma temática que este, y me encantó, no porque tuviera una trama increíble, o unos personajes bien desarrollados con una evolución considerable, sino porque era capaz de sacarte carcajadas, aunque te acabaras de enterar de que tu pareja te engaña o hayas reprobado el examen más importante de una materia. Fue de esos libros donde te relajabas porque sentías había alguien con peor suerte que tú (la protagonista) y un hombre que sí vale la pena (el protagonista).

El hecho es que me demoré un poco en leer este, no tanto por falta de tiempo como de interés. Aunque el anterior libro me gustó, tampoco despertó la ansiedad de leer los otros, ya que son novelas autoconclusivas. Hace poco andaba antojada de una comedia romántica y probé de nuevo con la autora. La historia me gustó y me entretuvo, aunque no tanto como la primera. 


Comencemos por los personajes. Algunas reseñas comentaban que eran una copia de los protagonistas de La hipótesis del amor colocados en otro contexto. Yo diría que es una verdad a medias. La protagonista femenina, Bee, es diferente a Olive en mucho sentido. Se le nota un poco más de madurez al pensar, es menos impulsiva, no da tanta pena ajena (por lo que la novela da menos risa) y tiene ciertas particularidades que hace muy fácil diferenciarlas. 

Respeto al protagonista, sí hay muchas similares, tantas que podría ser difícil no confundirlos. Tanto Levi, el prota de esta historia, y Adam, el de la anterior, son los típicos hombres gigantes y guapotes que estaban enamorados de la protagonista, pero se veían incapaces de decírselo. Particularmente, como aficionada del romance que soy, amo este tipo de personajes y la trama de "siempre te he querido y no sé cómo decírtelo" podría leerla miles de veces sin cansarme, pero no por eso hay que mentir: son prácticamente iguales, hombres con una paciencia infinita, temperamento calmado y tan perfectos que parecen irreales. Hombres escritos por una mujer.

Los personajes secundarios no tienen tanta relevancia. Quizás la más destacable era Rocío, con su humor negro y datos perturbadores que la hacían única. Cada vez que aparecía, sabías que habría un comentario de lo más curioso. Por lo menos a mí, que me gusta el humor oscuro, la chica me ha caído genial. 

Sobre a la trama, también hay poco que destacar. Es el típico enemies to lovers donde uno de los protas estuvo enamorado desde el principio y la rivalidad surgió por malentendidos. Como dije, estas tramas me fascinan, pero no fue extraordinaria.  Desde el principio, supe quién era el que estaba fastidiando los intentos de los protagonistas por llegar a cabo su proyecto, porque algo similar ocurrió en el otro libro. Colocó un personaje encantador, lo hizo pasar por amigo y al final fue el traidor. No hubo ningún plot twist que me dejara asombrada. Al igual que el libro anterior, hizo una crítica a la poca retribución que reciben los académicos y a los problemas de la mujer para ser respetada en el mundo científico, además de lo poco que las pruebas de admisión a postgrados revelan tu verdadera inteligencia. 

Debo destacar la narración de la autora. Es ligera, divertida y fácil de procesar. Hace comparaciones que te hacen sonreír o que a veces te dejan pensando, y es el punto más fuerte del libro. Los constantes datos sobre Marie Curie también resultaron muy interesantes.

Entre lo que no me gustó, puedo mencionar lo siguiente: la obsesión de la prota por deleitarse con el físico del protagonista. Yo sé que es algo típico de las novelas románticas, pero siempre me ha parecido innecesario que a cada rato mencione lo guapo que es. Sí, chica, es alto, apuesto y con el cuerpo de un dios griego, pero me basta con que me lo digas una vez. Repetirlo constantemente hace que el desarrollo del amor tome tintes muy superficiales. Dicho sea de paso, nunca comprenderé por qué ellos siempre tienen que ser la representación de la belleza y la masculinidad.  

Otro aspecto que terminó por fastidiarme, aunque no tanto como el anterior, fueron las veces en la que la protagonista intentaba engañarse a sí misma. Normalmente, no aceptar que se está enamorado es la clave para que una historia de romance funcione, pero había ocasiones en las que se pasaba de tonta. 

Si el compañero de trabajo que te empieza a agradar lleva todos los días comida de más y te comparte, no es que tenga un serio problema para medir sus porciones y siempre sirva más de lo que puede comer, es que sabe que se te quema hasta el agua y quiere alimentarte. Incluso las mentiras que uno se dice a uno mismo deben tener una base lógica. Decidí marcar con post its amarillos cada vez que la prota se hacía la tonta, pero paré después de cinco porque anticipaba que, si seguía, se me acabarían, así como se me acabaron los rosados de todas las veces que marqué cuando me quería pedir un Levi a domicilio. 

En general, es una historia buena para pasar el rato. No me atrapó al punto de no querer soltar el libro hasta terminarlo (de hecho, demoré mucho leyéndolo), pero sí cumplió su función de entretener y hacerte creer que el amor existe y que los hombres ideales también. Es perfecto si lo que se busca es poca profundidad y momentos que te hagan suspirar de ternura.

- Adriana

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